Vigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario / Twenty-third Sunday in Ordinary Time
El Primer Mandamiento de la ley de Dios nos dice que hay que amarlo a el sobre todas las cosas.
Seguir a Jesús es cosa seria. Ser Cristiano es mas que una tradición, una costumbre o una rutina: exige una radical opción personal de vida en la que se pone en juego lo más interior y autentico que somos. Hay que desperezarse, discernir, decidir y optar.
Lo que con estas palabras Jesús parece exigir de los suyos es una opción permanente y radical por él; que no excluye a los demás, pero si los subordina a él. Jesús debe ser siempre el primero en la jerarquía de valores y en la entrega de nuestro corazón.
La cuestión es que Dios no nos pide que ofrezcamos nada más que las cruces aparentemente insignificantes y sin interés de nuestra vida diaria. Discipulado ocurre en nuestro mundo de diario.
The First Commandment of God's law tells us to love him above all things.
Following Jesus is serious business. Being a Christian is more than a tradition, a custom, or a routine: it demands a radical personal life choice that calls into play our innermost and most authentic selves. We must stretch ourselves, discern, decide, and choose. What Jesus seems to demand from his followers with these words is a permanent and radical choice for him; one that does not exclude others, but subordinates them to Him. Jesus must always be first in the hierarchy of values and in the surrender of our hearts.
The point is that God doesn't ask us to offer anything but the seemingly insignificant and uninteresting crosses of our daily lives. Discipleship occurs in our everyday world.
